lunes, 10 de mayo de 2021

Fallece Caballero Bonald

 



Premio Cervantes

El lunes 21 de Enero del año 2013 la Asociación de Mujeres Universitarias de Marbella  tuvo a Caballero Bonald y su novela “ÁGATA OJO DE GATO” en nuestra tertulia del Marbella Club, aprovechando que hoy  aquel día en que le fue concedido el Premio Cervantes nos hemos atrevido a traeros mis comentarios sobre la obra. 


    Esta es una novela poética tremenda, donde la sordidez y la vileza humana sólo son superadas por la agresividad de una naturaleza indomable.

    La historia empieza con la llegada de dos normandos a Argónidas, territorio que se identifica con el Coto Doñana, por el delta, los breñas, las salinas…

    Hay una leyenda que cuenta que un normando en plena conquista de su pueblo de nuevos enclaves, debido a la pequeña glaciación de los siglo VIII-IX, subió por el Tajo y se asentó en Toledo.

    Este hombre se adapta a vivir casi como un animal, sin las comodidades mínimas y sin relación social alguna. Consigue que le vendan a Manuela, una niña de 16 años, que el normando usa sexualmente y la mantiene apartada del mundo en una choza, criándose así mismo como otro “bicho”.

    La obra se desarrolla atendiendo al estilo del Realismo Mágico de los autores sudamericanos, los escarceos puramente lascivos de la muchacha, envilecida por su mercadeo por parte de sus padres a un hombre que la usa y la abusa, me recuerdan el cuento de Gabriel García Márquez “la Cándida Eréndira y su Abuela Desalmada”, es como si compartieran la misma atmósfera.

    Al igual que el citado relato, el tiempo en el que se desarrolla la novela es incierto, inventado, nos habla de que Manuela es una morisca y a la vez su hijo se compra un coche de principios del pasado siglo.

    El vikingo descubre un tesoro que no vende, como si le gustara vivir en esa miseria o como si su mentalidad no le diera para aspirar a otra vida. Sin embargo Manuela y su hijo, tras la muerte del padre, consiguen vender parte del tesoro y prosperar económicamente, pero arrastrando la miseria moral que llevan pegada bajo la piel.

    El Tesoro que descubre me hace recordar el “Tesoro del Carambolo”, de origen Tartésico que está expuesto en el Museo Arqueológico de Sevilla y cuenta con un brazalete muy parecido al de Manuela. El hallazgo se hizo más arriba de las Breñas que señala Caballero Bonald, ya llegando a Camas, pero cerca del Río.
 
    Caballero Bonald tiene un prodigioso dominio del léxico y su forma de narrar roza el barroquismo, pero en esta novela el estilo y el argumento se dan la mano en perfecta simbiosis. El uso de adjetivos sustantivados y metáforas es absolutamente magistral.

    Para mí que conozco la zona, sus lagunas, breñas, los juncales, los pinares, los insectos, los animales domésticos y salvajes, para mí, repito, esta novela ha sido un hermoso catálogo de esa naturaleza en toda su tremendidad, sin embargo Caballero Bonald lo dota de un ambiente mágico e irreal.

    Manuela es una mujer envilecida por la venta de sus padres, el uso y el abuso que el normando hace de ella, cómo aprende a aprovecharse de lo único que tiene, su cuerpo, para conseguir algo de cariño, satisfacción sexual y dinero. Luego cuando vive en la comodidad se abandona y se hace opiaceodependiente, porque no sería verdad, aunque sí muy romántico que una persona que ha vivido como ella se convierta en la señora de una hacienda, fina y estilosa. Muere como vivió, envuelta en la sordidez de los más bajos instintos humanos, pero consiguiendo mi cariño y mi comprensión.

    Los bamboleos de las creencias del hijo, Perico el Chico, que fluctúa entre las creencias más paganas, las más católicas y la degeneración, no es más que la inclusión de lo mágico en la sordidez de los que se han endurecido con una costra por la agresividad del entorno, pero dentro de las corazas, se debaten como en centrifugación todas las embestidas que ha sufrido su espíritu humano, para dejar de serlo.

    Enlace con la Tertulia sobre Ágata Ojo de Gato en la que interviene el propio Caballero Bonald, genial:



Ana E.Venegas

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