Benedetti, para describir a Martín Santome utiliza las palabras de V. Huidobro " mi cabeza por delante es un señor vivo y, por detrás es un señor muerto"
Martín se describe a si mismo como " un triste con vocación de alegre " que ama la rutina y que ,con el paso del tiempo, se ha transformado en un ser opaco.
La vida le da una tregua cuando encuentra el AMOR y es correspondido; pero la muerte acaba con esa tregua y el protagonista se siente en posesión de todo su tiempo de ocio, pero simplemente desgraciado.
La novela me ha gustado mucho, es una delicia, pero , al acabar , me ha dejado un poso de tristeza.
Un viudo, Martín Santomé, oficinista a punto de jubilarse y sin saber qué hará con su vida de ocio. Sus tres hijos son muy distintos, con sus problemáticas, y para el padre la vida es su oficina.
Novela sensible, tierna y terrible, con muchas preguntas sin resolver. Belleza en sus imágenes, cómo no si hablamos de Mario Benedetti. Con qué destreza traslada sus dudas existenciales al oficinista. Poco a poco, nos va acercando a su hijo Jaime, a su misterio. Consigue un suspense poético que añade fuerza a la trama. Cuando se lo cuenta Blanca, su hija, reacciona mal como era de esperar. Casi ningún hombre, siempre hay honrosas excepciones, acepta a la primera la homosexualidad de un hijo, sobre todo si es varón, que se supone que debe mirarse en su espejo.
Se presenta otra ilusión en su vida. Viudo hace muchos años de Isabel, se enamora de Avellaneda, una chica joven de su oficina. Vuelve a descubrir el amor y con palabras del propio Benedetti, “lleva el deseo hasta la cumbre”. Y muere Avellaneda. “Ahora las relaciones entre Dios y yo se han enfriado. Él sabe que no soy capaz de convencerlo. Yo sé que es una lejana soledad…”, llega a la conclusión Santomé. Y descubre que Laura Avellaneda había sido una tregua de felicidad en su vida, y se pregunta, ya jubilado qué hará con su ocio. Y nos deja con esa duda.
Es una novela diría que filosófica, donde el personaje busca su felicidad sin admitir a sus propios hijos como son, y diría sin admitirse a sí mismo. Profunda, como es Benedetti que nunca te deja indiferente. La cumbre de la vida es sólo una tregua, la felicidad. Lo demás hay que aceptarlo para ser felices, parece que quiere decirnos, valorando los pequeños o grandes yelmos que encontremos en el camino aunque la cumbre quede muy arriba. “La tregua” es todo un tratado de psicología.
D:) La TREGUA de Mario Benedetti
Es una novela corta que leí en 1989. Me la regaló un amigo uruguayo y recuerdo que me gustó mucho.
Desde entonces he sufrido 3 mudanzas y la he debido de perder en alguna de ellas.
No la he podido comprar, pero recuerdo que me impresionó por la importancia del amor en la vida del protagonista, que le hace revivir, sentir y comprender mejor a los demás, especialmente a sus hijos.
Es un diario en el que el protagonista, después de quedar viudo trágicamente, se queda a cargo de sus 3 hijos y se bloquea emocionalmente.
Muchos años después, creo que 20 o más, conoce a una chica joven de la que se enamora y que le corresponde. Ese amor le hace revivir e incluso comunicarse con sus hijos, pero desgraciadamente esa joven, creo que se llamaba Laura, muere y él vuelve a su triste vejez.
Ese período de felicidad es la tregua que le da la vida, en la que él siente de verdad de nuevo.
Cuando la leí, yo estaba divorciada y sola , con 3 hijos a mi cargo y luchando por recomponerme emocionalmente. Creo que por eso me impactó tanto ese libro, en el que Benedetti relata magistralmente como el amor ilumina la vida y nos hace capaces de ser mejores.
E:) “La Tregua”. Mario Benedetti.
Hace unas horas que terminé de leer esta novela y me pongo de inmediato a escribir mis impresiones sobre ella porque me ha entusiasmado, me ha gustado muchísimo por sus profundas reflexiones sobre la vida y porque parece que Benedetti se encuentra a tu lado, hablando contigo y llevándote de la mano por los vericuetos de tristeza, soledad, miedo al tiempo que pasa sin que podamos hacer nada por detenerlo y amor de su personaje principal: Martín Santomé.
La narración es en primera persona y es Martín el que anotando en su “libreta” el día a día que le acontece, nos hace partícipes de la incomunicación con sus tres hijos: Blanca, Jaime y Esteban, quizás debido a la obsesión por su trabajo, que lleva a cabo a la perfección y que es quizás lo que le hace olvidar un poco su soledad, ya que Isabel, su mujer murió en el parto de su tercer hijo y desde entonces lleva una vida solitaria, con ocasionales encuentros sexuales con mujeres que sólo duran un instante y que le hacen sentir aún más la soledad que le consume. Mientras tanto, sólo piensa en su jubilación, a los 50 años, edad más que provecta en los países Latinoamericanos, cómo han cambiado los tiempos! Con él, y en su trabajo, recuperamos aquellos tiempos en los que todo el trabajo en las oficinas se hacía a mano y con una cuidada caligrafía y él observa con curiosidad como ha ido cambiando la suya al pasar los años. Su preocupación se centra también en el qué hará el día que se jubile, qué hará con este ocio, ahora tan anhelado, pero que deberá encaminar de alguna manera.
De repente, su vida se ve sacudida al entrar a trabajar en la oficina una chica, Laura Avellaneda, a la que él nunca llamará por su nombre, será siempre “Avellaneda” y de la que se enamora sin saber bien porque. Su físico no es muy atrayente, aunque tenga “buenas piernas”, pero sin embargo hay algo que lo atrae, que lo enamora, aunque la diferencia de edad entre ella, 24 años y él 50, le hace pensar en la imposibilidad de que puedan llegar a ser una pareja algún día. Dispuesto a averiguar si esto puede llegar a ocurrir, un día le confiesa su amor a Avellaneda y ella, contra todo pronóstico, accede a salir con él y al ir pasando el tiempo y sin ningún compromiso formal por parte de Martín, él alquila un apartamento en el que poder encontrarse y demostrarse su amor.
Lo que sigue para él, será por una parte la felicidad y por otro, un sufrimiento constante al pensar que él será cada día más viejo y reflexionando, nos dice: “tengo esa terrible sensación de que el tiempo está pasando y que yo no puedo hacer nada”, piensa que ella puede enamorarse de otro, o que tendría que cuidar de él y también le inquieta lo que pueda pensar su familia, sus amigos y conocidos cuando lo vean con una chica que puedetener la edad de su hija, pero Avellaneda no parece preocuparle nada de esto y cada día están más compenetrados y él se da cuenta de que nunca ha amado así, que sus cuerpos y sus pensamientos encajan perfectamente el uno en el otro y entonces es cuando decide que le propondrá matrimonio para seguir disfrutandode esta alegría y felicidad que le trae suamor,unos meses en los que parece que Dios le ha dado una “tregua” en su triste y solitaria vida, aunque él, a pesar de intentarlo, no cree en Dios porque no lo ve como algo cercano con el que pueda hablar y comunicarse. Sin embargo, sus deseos no se llegan a materializar y la “tregua” llega a su fin cuando Laura enferma y termina muriendo de una parada cardíaca. Ahora y cuando le llega por fin la anhelada jubilación, que pensaba disfrutar con ella, vuelve a su soledad, tristeza y monotonía, lo único que le queda es el tiempo, “el ocio” y preguntarse: qué voy a hacer con él.?
F.)
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